Se armó con "cabilla" debajo de la mata de mango.

Tony K con su nieto

El sábado al mediodía llegué a Delicias, iba al cumpleaños de Martín Silverio Pérez Gómez, no lo conocía, sólo habíamos hablado un par de veces por teléfono; tampoco sabía que ese era su nombre porque desde Bolivia, unos puenteros fieles me habían pedido que asistiera, aunque fuera un par de horas al cumpleaños de Tony K.

Me bajé en El Crucero y pasar la guarapera me detuve a un grupo de muchachones, dudé preguntar por la juventud, ¿Saben dónde vive Tony K? la respuesta sobrevino en múltiples voces, ¿Tony Cabilla?, 5 cuadras más allá.

Sí, iba al cumpleaños 71 de alguien que se conoce en el mundo artístico aficionado de Delicias como Tony K, parte integrante de la conocida familia de los “cabillas”, de ese batey azucarero.

Todos lo conocen por ser un bolerista nato y muchos son los que se han deleitado y se deleitan con sus versiones de temas como Mi súplica de Leopoldo Ulloa y Vida Consentida, de Homero Parra.

Familia de los Cabillas de Delicias

Tony K sale a recibirme y me conduce al patio de su casa, la sombra de la mata de mango repleta de amigos y familiares, todos quieren estar en su cumpleaños y ahí encuentro a Soe Canelles, Sandra Fernández, ¡a Pelusa!, viejo intérprete de música mexicana y a José, exintegrantes del trío Proyecto Ayer que marcó época en el territorio décadas atrás.

Los brindis se suceden, el audio listo: Sandra, Pelusa, Zoe, cantan a los 71 años de Tony K, quien fue soldador A, en el coloso Antonio Guiteras hasta su jubilación, pero quien canta desde que Emiliano Salvador Díaz, tenía su orquesta en Delicias.

Vi a un Tony K feliz, abrazado de su hija Gema y de sus nietos, pero con la mirada perdida en busca del otro fruto de su vida, Geovanis, quien está en Bolivia; a él cantó con el corazón el bolero que más le gusta y siempre con la mirada fija en El Puente, porque Un Puente desde Puerto Padre estaba allí con la sola misión de acortar distancias entre una familia que se ama.