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Puertopadrenses despiden el 2017



Con antelación al último día del año, los puertopadrenses  buscan  la mejor yuca, regateamos los  carísimos frijoles negros, y luchamos los tomates y la lechuga, pero de lo que si estamos seguros es de que algo en familia haremos porque merecemos celebrar el cierre de otro calendario
De seguro no es una excursión  para garantizar los abastecimientos de la celebración decembrina, pero igual le metemos con la manga al codo, contando y recontando pesos y centavos. La gente buscará parte de lo que necesita para completar la cena de fin de año porque tal vez no será como en otras latitudes, no abundarán turrones ni correrán a raudales la cidra y el champaña, tampoco las uvas y mucho menos las nueces o almendras, pero igual festejamos, porque nos lo merecemos.
 En lugar del turrón, estarán los casquitos de guayaba, el flan o el arroz con leche; como centro de la cena, el consabido puerquito, quizás no completo, quizás ni siquiera un pernilito, pero estará; acompañado por el inseparable congrí, la yuca con mojo, la ensalada…Es una tradición que nunca se ha borrado, ni siquiera en lo más duro del período especial. 
Claro, a medida que las diferencias de ingresos se han ido haciendo más marcadas, también más heterogéneas se han vuelto las navidades y cenas.Lo mismo puede encontrarse quien compra en un mercado refrigerado y “shopinesco”, que aquel que los recoge en la puntica de tierra que ha cultivado. Pero para todos, lo importante es la fiesta en familia, porque ese núcleo humano sigue ocupando el primer peldaño entre las prioridades de los habitantes de esta Isla.
Algo bien pintoresco y poco divulgado son algunas de las tradiciones que acompañan estas fiestas, por solo citar una singularidad: muñecos de tela, del tamaño de un humano y a veces más grandes, que ya a estas alturas del año se les suele ver sentados en los portales. Pero aunque constituyen, de hecho, una muestra del más genuino arte popular, tales muñecos no están solo en exhibición, aguardan resignados el último minuto del año para ser incinerados en medio de la calle y del jolgorio de los vecinos, que con esta acción simbolizan la quema del año viejo. Y así acontece desde hace décadas.
Lo que sí está acuñado es que los cubanos lo recibiremos en familia y con optimismo. Por eso Un Puente desde Puerto Padre desea a todos sus seguidores por el mundo un próspero 2018
, que el amor, como bendición que es, se derrame alrededor de cada familia puertopadrense, de cada familia cubana-

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