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El Asturiano, en Puerto Padre

En una céntrica zona del pueblo está El Asturiano, un restaurante que, según sus anuncios promocionales, ofrece “la mejor comida criolla e internacional”. Es lo que todos conocemos en Cuba como un Paladar. Funciona en un caserón de madera de la época colonial, con paredes de tabloncillos, grandes arcadas y marquesinas.
El Asturiano ha ganado fama entre los pueblerinos y visitantes por la calidad de sus propuestas que incluyen pescados, mariscos, carnes de aves, fundamentalmente el pollo, y claro, no puede faltar la de cerdo (el mamífero nacional, como lo bautizó el grupo Buena Fe, en una de sus propuestas musicales).
Los precios son propios de este tipo de unidades que no forman parte de la red gastronómica popular. Un bistec uruguayo de cerdo, por ejemplo, le cuesta 50 pesos y un filete de aguja puede alzarse sobre los 80. Sin embargo, se dice que, en El Asturiano, almorzar potajes, sopas y otras comidas ligeras puede salir “mucho mejor” que en otros centros de su tipo. Empleados de la zona comercial o revendedores de dólares o de mercancías que pernoctan por esa área, es en El Asturiano, donde almuerzan.
No voy a caer en análisis de que si los precios de las comidas, sobre todo, están por las nubes o no; todo el mundo sabe que si no es de esa forma el negocio se va a pique, porque los proveedores también venden caro. Me gustó de, El Asturiano, que en la carta no andan disfrazando la realidad para el residente en el país: los precios se exponen en CUP, 80, 70, 50, 45, pesos (claro con el PRIMER golpe de vista te dan ganas de soltar la carta como si estuviera caliente), pero no es el caso de otros paladares que te ponen el precio en CUC, así usted llega y ve en la carta: Camarones: 3 CUC. Suena encantador, ¿verdad?, y son los mismos 75 CUP.
El Puente quiso conversar con los dueños de El Asturiano, un reconocido matrimonio villazulino, la señora Esneida Rojas y el muy conocido: Niño Lobón, pero la camarera muy gentilmente se excusó al decirnos que no estaban en casa. Mucho nos hubiera gustado intercambiar con ellos, sabiendo que, al menos Esneida, es una excelente comunicadora y mucho más hubiéramos podido referir de El Astuariano, por ello, solo transmitimos estas impresiones, tras degustar una bien elaborada cena, allí en su caserón colonial, en la calle Jesús Menéndez, casi en la esquina con el parque Martí, en la Villa Azul de los Molinos.



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