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La verdadera esencia de la Navidad.



En muchas regiones del mundo se celebra tradicionalmente la Navidad. Constituye una verdadera fiesta, un momento para intercambiar regalos, participar de espléndidas comidas, tener tiempo de esparcimiento familiar, y poder participar de un tiempo matizado por su propio colorido. La mayoría de las familias compran sus arbolitos, adornan las entradas de sus casas con detalles lumínicos y cambian la mentalidad. En determinados países las tiendas mudan sus ofertas para presentar un producto diferente y todos saben que llegó la Navidad. Pero, ¿cuál es su verdadera esencia?
El escenario bíblico presenta algo diferente. Se habla del mayor hombre nacido de mujer en esta tierra: Juan el Bautista, viniendo a este mundo para preparar el camino del Señor, el cual salta de alegría en el vientre de su madre al percibir a Jesús todavía en el vientre de María. Un ángel sale de su sitio celestial para anunciar a una virgen desposada que era escogida para que tuviera en su vientre y a su cuidado a quien sería el Salvador del mundo. Nace la persona más importante de la historia, quien determinaría un antes y un después, en un pesebre porque no había lugar para El. Pastores que cuidaban de su rebaño en una temporada fría y difícil reciben anuncios de ángeles de que nacería en Belén un Salvador. Astrólogos perciben señales en el cielo y siguen una estrella diferente que indica el lugar exacto donde está el Anhelado de las naciones. El rey Herodes está consternado y turbado al saber que un recién nacido será el Rey de los judíos y; por otro lado, se percibe un ambiente de gloria, alabanzas, esperanza, adoración y un profundo sentido de salvación para quienes esperaban al Mesías prometido.
Ciertamente es notable que perdemos entre las tradiciones el verdadero enfoque de un memorable momento. Auspiciamos fiestas y deleites de todo tipo sin percibir cual es el verdadero motivo. Nos detenemos de nuestros trabajos y afanes para mirar y disfrutar qué. Recuerde: la verdadera esencia de la Navidad es la celebración del nacimiento de Cristo, quien constituye el único y suficiente Salvador que proveyó todo lo necesario para librarnos del pecado y de la condenación eterna. El, en el corazón, es la única esperanza de gloria. Disfrutamos porque El nació, respiramos por su aliento y tenemos oportunidad de una eternidad solo porque el Dios de los cielos nos regaló la natividad o nacimiento de su Hijo Unigénito. El nacimiento de Jesús es la esencia de la Navidad.  
Un Puente desde Puerto Padre desea a todos felices pascuas, en el amor de Jesús!. Desde La Villa Azul, les abrazo fuerte.

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