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La virtud de crecer con el trabajo de sus manos.

Martha García Rodríguez
Tenía sólo DIECIOCHO años cuando comenzó a perseguirlo. Corría el año MIL 991. Hoy, con marcas del tiempo en el rostro, pero sin asomo de cansancio, aún lo busca, y lo conoce tanto, que no necesita de mucho para decir: ¡es él!.
Martha García Rodríguez, es una puertopadrense fundadora de la campaña de control de Aedes Aeyipty, en el territorio, por lo que ya inscribe en su hoja de servicios TREINTA y CINCO años de quehacer.
Durante DIEZ fue operaria de vectores, pero sus ansias de superación la llevaron al pupitre, desde donde alcanzó el título de Técnico Medio en Higiene y Epidemiología. Sin bastarle se hizo licenciada y en la actualidad habla, también, de su post grado en la especialidad.
Así, Martha, fraguó su camino en busca de lo que tanto anhelaba: trabajar en el laboratorio, y como persona agradecida que es, recuerda: Con la bióloga, Ana María González, aprendí y aprendo mucho.
En su mirada se refleja la pasión por ver más allá; de emocionante califica, Martha, el acto diario de mirar a través del microscopio e identificar Aedes Aeyipty u otras especies.
Sin embargo, su ceño se torna serio cuando reconoce que, hoy, la presencia de Aedes Aeyipty, en Puerto Padre, parece incontrolable al registrarse más focos, en apenas un mes y días, que en todo el año anterior.
Se preocupa, sí, pero no se amilana. Ella sigue empeñada en perseguirlo y trabaja a deshoras, sábados, domingos; investiga, plasma resultados y los expone en los Fórum de ciencia y técnica.
Le cuesta hablar de los reconocimientos que atesora, pero se sabe útil y de aquel laboratorio que tanto añoró, es la responsable y jefa del programa de Control de vectores, en el municipio de Puerto Padre.     No olvida a su madre: Antonia Rodríguez Parra, gestora de su carrera profesional al ayudarle a conducir por la vida a su mayor tesoro, su hijo.
El hombre crece con el trabajo de sus manos, expresó José Martí. Ejemplo de ello es la labor desempeñada por, Martha García Rodríguez, mujer incansable que forma parte del ejército que gestó Carlos Juan Finlay, en Cuba, y en el que acumula más de TRES décadas desde la primera línea, en Puerto Padre, combatiendo a un enemigo de la humanidad: el Aedes Aeyipty.


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