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Desde Tampa recuerdan la noche buena en San Antonio.

 Desde Tampa surge una nueva inspiración a Luisa Céspedes. Viajemos a Puerto Padre!

La musa que me rondaba temprano. Por la mañana a mi oído un susurro decía: ¡Canta, no te detengas, canta a una noche cubana, pero no a una noche cualquiera, cántale a la Noche Buena!. Y así me inspire:
Allá por Ahoga Buey, muy cerca de San Antonio, cruzando un arroyuelo estaba el humilde bohío de los hermanos Pancholos, sitio al que llegaba la gente sin previa invitación para formar la parranda.
Después de comer lechón, a golpe de güiro, guitarra y a falta del tambor, el cuero de los taburetes, se formaba el rumbón con cantos improvisados. ¡Qué alegres todos coreaban y al mismo tiempo bailaban!. El tiempo pasaba y la gente ya con su sangre caliente a causa del aguardiente No paran su gran parranda y bailan hasta las palmas, los verdes cañaverales, ¡Corre la alegre la parranda por todo el camino real, hasta que canta el gallo como diciendo: paren ya de bailar, ya se fue la noche buena, el día de Pascuas llegó!

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