En Puerto Padre, había una abundante colonia de inmigrantes antillanos, básicamente jamaicanos y haitianos, aunque los había de casi todas las islas menores del Caribe, habían venido a cortar caña de azúcar en tiempos de vacas gordas y se habían quedado.Mi padre hablaba inglés y un poco de patuá (patois o creole, el idioma de Haití) y se relacionaba muy bien con ellos, algunos eran sus amigos y compinches de juergas.
Recuerdo en especial a un jamaicano (en aquella época yo decía "jamaiquino"), un hombre enorme y hermoso como una montaña que tenía una tosca y recia armazón de madera con cuatro ruedas con la que hacía portes y recados a los portopadrenses. A nosotros nos traía a casa las cajas que nos mandaban de La Habana por el ferrocarril. Mi padre siempre le invitaba a un trago, o dos, de ron y le hacía cantar. Tenía una profunda voz entre bajo y barítono y mucha musicalidad y ritmo. Aún resuena en mis recuerdos "Day-o, day-ay-ay-o /Daylight come and me wan' go home / Day-o, day-ay-ay-o / Daylight come and me wan' go home", pero la favorita de mi padre era un calypso llamado "Matilda" y se la hacía repetir siempre. Por eso empezamos a llamarle "Matildá" y cuando le veíamos le llamábamos por ese mote y ´le, donquiera que estuviese, nos cantaba un trozo "Hey! matilda, matilda, matilda, she take me money and run venezuela. Once again now! "
Dejamos el pueblo, pasaron los años, muchos, y un día desde el autobús en La Habana, le ví en la calle, no pude reprimirme y le grité -"Matildá" - y aquel hombre viejo levantó la cabeza y sonrió.
Soy un escéptico pero me gusta imaginar que mi padre y a su amigo jamaicano, en algún lugar de la eternidad, estarán cantando calypsos.
¡Muchísimas gracias, Jose Luis! Es un pequeño homenaje que escribí a la ciudad de Puerto Padre y a la memoria de mi padre Juvenal Cuba que vivió en ella muchos años
ResponderEliminarUn trabajo que enriquece este página, Juan Carlos. Ojalá vengan otros que serán bien recibidos. Este es también tu espacio, amigo.
EliminarMe llevo esto para mi muro de Facebook! maravilloso relato, simplemente xq no hay nada como el Recuerdo.
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