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Descuidos familiares golpean la inocencia.

Una de las manifestaciones más destructivas de la violencia y los conflictos familiares lo constituyen los actos y hechos contra los menores. Reconocido por la Asamblea Médica Mundial como un problema universal de salud, el maltrato infantil no sólo resulta denigrante e inhumano, sino que se acompaña de altas tasas de mortalidad y morbilidad y afecta profundamente la calidad de vida de sus víctimas.
 
Una triste situación ha crecido este año en Puerto Padre.
 
El fiscal, José Rolando Nápoles Diéguez, durante una comparecencia en el Canal Azul,   calificó de alarmante el número de actos y hechos contra el menor que se registran, en Puerto Padre, en lo que va de año.
 
Hasta el cierre de abril se computa un hecho de violación, tres de abuso lascivo y uno de pedestaría, según expuso en el espacio Propuestas, de la televisora local, el licenciado Nápoles Diéguez.
 
La falta de cuidado de los padres y el exceso de confianza de estos con amigos y vecinos del hogar, inciden en el alza de actos y hechos contra el menor que muestra hoy el territorio, indicador que causa alarma no solo entre las autoridades, sino entre puertopadrenses sensibles que claman por mayor responsabilidad  con niñas y niños.
 
La realidad cubana de la década de los 90, tanto en lo económico como lo social, entrañó cambios y decisiones complejas que crearon zonas de conflictos en la sociedad al introducirse mecanismos de mercado en el modelo de la economía planificada, lo cual hizo que se acrecentaran las diferencias sociales, que aparecieran tasas de desempleo en el contexto nacional, que emergieran la corrupción y la prostitución y que el delito ganara espacio. Todo ello unido en algunos casos a la ausencia paterna, la existencia de modelos inadecuados de crianza, la irresponsabilidad de algunos progenitores en la atención a los hijos, el incorrecto ejercicio de la autoridad, el predominio de las relaciones de poder y las defectuosas relaciones entre padres e hijos parecen estar favoreciendo conductas agresivas o violentas, no generalizadas en el medio familiar.
 
Para nadie es un secreto que la niñez en Cuba goza de una protección especial, pero de nada vale tanto empeño si la familia descuida sus obligaciones de protegerla.
 
Un fenómeno tan lacerante como es el abuso sexual infantil, se hace necesario comprenderlo desde los referentes de la prevención, en su sentido general y particular.
 
La prevención es un proceso que va  dirigido a todos los miembros de una comunidad  y  se han de aprovechar todos los espacios e instituciones donde pueden desarrollarse las acciones encaminadas a este fin, por lo que la comunidad es considerada  una institución donde no solamente se  adquieren aprendizajes conceptuales, sino que sirve también para adquirir aprendizajes relacionados con la conducta social, aprendizajes afectivos y actitudes que son necesarias para enfrentarse efectivamente a situaciones que podrían implicar relaciones sexuales abusivas con personas adultas.
 
Para prevenir este fenómeno se hace necesario conjugar el accionar de la escuela, la familia y la comunidad y dejar de apreciar que esto sólo afecta a los sujetos que están alrededor del niño.

 

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