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La noticia que nos estremeció hace 2 años hoy.


 
Aquella noticia nos estremeció el 11 de junio de 2012: Víctima de un infarto falleció en La Habana el Tricampeón Olímpico y Mundial Teófilo Stevenson, el más grande boxeador amateur de la historia.
Los puertopadrenses sentimos el gran orgullo de que era nuestro, de Delicias.
Téófilo es de esos hombres que no necesita estar físicamente para sentirlo presente. Y no solo por las glorias con las que vistió a su país, este pequeño pedazo de Caribe, hasta hacerlo un referente mundial, lo cual bastaría para que un barrio, grupo de jóvenes estudiantes o un colectivo laboral se enrolara en cualquiera de sus hazañas, sino porque muchos cubanos tienen una anécdota o un pasaje contado por un amigo sobre el gran campeón que un día le estrechó la mano, le ayudó con algún problema o simplemente lo invitó a que compartiera un tiempo, del que siempre tenía para el que se le acercara. 
En el libro Fama sin dólares, del cual él fue uno de los protagonistas de las cuatro historias que recoge el texto, una de las  primeras cosas que dijo fue: " Mi mayor acierto en la vida ha sido querer a mi pueblo". 
Y ciertamente Teófilo Stevenson Lawrence, Pirolo, Teo o Stevenson, es una de las expresiones más nítidas de ese pensamiento martiano de que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz. 
Sobre los millones de dólares rechazados y que lo hubieran hecho un hombre rico, dijo que no había que darle vueltas al tema: "Yo soy rico por muchas cosas, porque soy feliz, porque soy cubano, porque vivo en Cuba. Soy rico por la sociedad en que vivo. Soy muy rico porque me respetan y porque me dan mucho cariño. Yo nunca me arrepentiría de lo que he hecho".
 

2 comentarios:

  1. Nilda V, Varona Batista11 de junio de 2014, 14:08

    Yo le conocía cuando vivamos en un barrio que estaba a la entrada del Pedraplen del Cayo Juan Claro, más conocido por Punta Venao. Allí él
    siempre se iba a jugar con mi hermano Sidney, y mi sobrino Calixto, que
    se pasaban mucho el tiempo en la playa, él tendría unos 9 ó 10 años, no recuerdo bien, lo que no se me olvidará jamás es que siendo así un niño
    hablaba igual de mayor, muy despacio y con ese tono de vos pausado.
    Hay una anécdota de esa época que no se me olvida jamás; un día que se
    encontraba con mis hermanos y sobrinos en sus juegos se paró a la puerta y le pidió a mi padre que le diera un vaso de agua, a lo que mi papá, que le conocía muy bien, le dijo: hable fuerte, como los hombres, se lo dijo en broma y él solo
    se sonrío. Mi padre era muy amigo de su padre, el viejo Teófilo Stevenson, ya
    que toda su vida trabajó con mis hermanos en el Puerto, siempre nos decía
    Varonita, de cariño por el apellido de mi padre Varona. Mi padre no logró poder
    disfrutar de los triunfos de este pequeño gigante de los puños, ya que falleció
    en junio 1959. Este chico siempre fue muy querido por todos de mi familia, no por haber sido quién fue, si no, porqué se crió al lado de los míos como uno más.

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    1. Gracias, señora, Nilda Varona por su valioso testimonio en torno a la figura de Teófilo.

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